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Aún estamos apenas quitando del pelo de los niños la brillantina del disfraz de Purim y ya empezamos a fijar nuestra mira en la próxima festividad. PESAJ.
Escribo Pesaj con letras mayúsculas porque esta festividad es la que requiere más preparación, la eliminación del jametz no es algo para tomarse a la ligera. Es recomendable planificar y empezar con antelación para no retrasarse y evitar llegar con tensión al día del seder.
Personalmente, esta fiesta me encanta porque me brinda la oportunidad de hacer un arreglo general y en profundidad de toda la casa. La limpieza a fondo ayuda a mover la energía que se estanca inevitablemente a lo largo del año.
Escribo Pesaj con letras mayúsculas porque esta festividad es la que requiere más preparación, la eliminación del jametz no es algo para tomarse a la ligera. Es recomendable planificar y empezar con antelación para no retrasarse y evitar llegar con tensión al día del seder.
La casa no parece la misma el día que terminamos, parece que fuera otra distinta al día en que comenzamos. Y es que si alguna vez pensaste que tu casa era pequeña seguro que al hacer la limpieza de Pesaj te diste cuenta de que vives en un palacio. Realmente así se siente cuando terminamos: nuestro palacio está listo para la gran cena.
En este palacio, en el que viven el rey y la reina junto con sus príncipes y princesas, se albergará la Shejiná cada Shabat del año y estará presente para escuchar con nosotros el relato de la salida de Egipto. Eso sí, para que HaShem encuentre una morada digna de Su magnificencia debemos prepararnos tal y como hacemos cada Shabat y tal y como hacemos cada año antes del seder de Pesaj. Y nos preparamos realizando una limpieza profunda por dentro y por fuera.
Es costumbre y está determinado en la halajá que debemos limpiar la casa antes de Shabat y antes de Pesaj. Pero, ¿por qué es tan importante la limpieza? Debemos limpiar nuestros hogares para recibir a Di-s en nuestros palacios de una forma digna. Y si algo hemos aprendido a lo largo de este último año es la importancia de la limpieza, ¿no es así?
Y si hay algún referente en la cinematografía a la limpieza, esa es la Cenicienta. Las películas de Disney nos han dejado muchos estereotipos y enseñanzas que no son tan recomendables, pero irremediablemente a todas las mujeres de las últimas generaciones se les viene la imagen a la cabeza de la desdichada Cenicienta cuando se habla de limpiar la casa.
Cenicienta tenía que encargarse de limpiar todo y estaba siempre sucia y llena de hollín. Sin embargo, llegó su hada madrina y le puso un bonito vestido y unos zapatos (algo grandes para su pie) con los que poder asistir al baile real. Ella era desdichada aunque encontraba cierta alegría en su vida a pesar de los quehaceres diarios que la agotaban.
La limpieza de Pesaj, sin embargo, es liberadora. Sudas, frotas, barres, friegas y vuelves a fregar y a eliminas hasta la última miga, pelusa o mota de polvo. Y cuando acabas te sientas y miras satisfecha a tu alrededor. ¡Lo lograste un año más!
Cuanto te sientes a planificar tu próxima limpieza, ten en cuenta que HaShem te va a dar fuerzas para hacerlo y te vas a sentir mucho mejor anímicamente cuando hayas acabado. Incluso aunque estés agotada, te habrás quitado un peso de encima.
Ese peso pesado es el jamétz. A medida que se acerca Pesaj, el jamétz se va volviendo más evidente y más “peligroso”. Las migas de pan se van haciendo más pesadas conforme pasan los días y eliminarlas es como quitar una tonelada de peso de tu espalda. ¡Mucho ánimo y mucho éxito!