A veces, Rebe Najman rememoraba los desafíos que enfrentó en su crecimiento espiritual durante su juventud. En esos momentos, se refería a los obstáculos que había enfrentado, y todas las veces que sentía que no progresaba a pesar de su fuerte deseo de aprender y conectarse con Dios. Aun así, siempre se animaba a sí mismo y se negaba a rendirse. Desde muy temprano, desarrolló el hábito de empezar siempre de nuevo.
Este tipo de pensamiento es poco frecuente en los jóvenes, primero, porque no les resulta natural, y segundo, porque los adultos que los rodean no los ayudan a pensar en esos términos. Incluso con su forma tan madura de pensar, el Rebe Najman sentía que si hubiera contado con una fuente externa de apoyo, eso lo habría ayudado inconmensurablemente en su juventud.
Incluso con su forma tan madura de pensar, el Rebe Najman sentía que si hubiera contado con una fuente externa de apoyo, eso lo habría ayudado inconmensurablemente en su juventud.
Y así dijo: “Si hubiera tenido a alguien que me animara a no rendirme, diciéndome que me esforzara al máximo, pasara lo que pasara… habría logrado en un día lo que me llevó todo un año”. El pensamiento negativo es poderosísimo. Es muy fácil privarnos de energía vital al centrarnos en nuestros defectos y nuestras faltas. Al poner el énfasis en lo que está roto no logramos llevar a cabo las reparaciones. Rebe Najman aconseja encarecidamente no regodearse en ese tipo de autocensura. “¡No dejes que tu pequeñez se interponga en el camino de tu grandeza!”, clamaba. Si alguien está realmente atrapado en conductas negativas, ¿de dónde debe sacar el estímulo para librarse de ellas? Rebe Najman enseñó que incluso una persona así nunca debe rendirse.
En cambio, debe profundizar en las ideas que el Rebe compartió en la lección ¡Azamra! (¡Cantaré!) (Likutey Moharan I, 282). Rabi Najman ordenó a sus seguidores que vivieran según esta enseñanza. Una vez, uno de los estudiantes de Rebe Najman le pidió ayuda para cambiar sus actitudes y acciones negativas. “¿Cómo voy a salir del lío en el que estoy metido?”, preguntó. Rebe Najman le respondió: “Tienes que hacer todo el bien que puedas. Mientras persistas en hacer todo lo bueno que puedas – mientras seas diligente en ello – lo malo eventualmente caerá y sólo quedará lo bueno”.
