Allah Akbar – Dios Es Grande

For I know that HaShem is great

 

“Balaam dijo a Balak: ‘He venido a ti ahora. ¿Puedo decir algo? Cualquier palabra que Dios ponga en mi boca, eso diré’” (Números 22:38).

 

No se puede poner por escrito cuánto enfatizó el Rebe Najman la grandeza de Dios. Él afirmó que está más allá de toda medida. Tantas cosas magníficas y espectaculares ocurren en el mundo -tanto, que la gente realmente no sabe nada en absoluto (Sabiduría y Enseñanzas del Rebe Najman #3).

 

Balak, rey de los cobardes moabitas, con el fin de destruir a los judíos, envió una delegación para conseguir la ayuda de Balaam, el conocido profeta de la fatalidad (Números 23:3, 5). Mientras tanto, nosotros estábamos sentados en nuestras buenas tiendas (ibíd. 24:5) ocupándonos de nuestros propios asuntos, ajenos a las negociaciones internacionales y a las maquinaciones políticas que tenían lugar en un palacio real muy lejano. Y ahora mismo, mientras vivimos nuestras vidas privadas y monótonas sentados en nuestras buenas “tiendas” contemporáneas, se están llevando a cabo más negociaciones y maquinaciones en algún lugar con el objetivo de cambiarnos la vida, no necesariamente para mejor.

 

De hecho, muchas cosas magníficas y espectaculares están teniendo lugar dentro de nosotros, en este mismo momento: nuestros ojos trabajando en tándem para que podamos leer, nuestra respiración, etc. Incluso los que hemos estudiado acerca de estas maravillas no somos realmente conscientes de ellas. Sin embargo, sin que lo sepamos, Dios las coordina -y muchas otras cosas- para que sigamos viviendo y el mundo siga girando.

 

La ventaja de ser conscientes de nuestra colosal ignorancia es la oportunidad de ejercitar nuestros “músculos de humildad”. En lugar de pavonearnos como sabelotodos, reaccionando con rabia, suficiencia o desesperación ante la información y las personas que interrumpen nuestros planes, podemos afrontar las malas noticias y las situaciones difíciles con la conciencia de que, por muy seguros que estuviéramos de que nuestro pensamiento era el correcto, el pensamiento del Gran Coordinador es más correcto y dará lugar a un resultado mejor que el que habíamos previsto y planeado.

 

Nuestra ignorancia y su consiguiente humildad pueden ayudarnos también de otra manera más. Uno de los grandes factores de disuasión a los que nos enfrentamos al esforzarnos por ser personas más grandes es la frustración por nuestra falta de progreso. Después de todo nuestro esfuerzo, el boletín de notas muestra un suspenso. A pesar de haber resistido la tentación cien veces, la centésima primera tentación es nuestra caída y nuestra perdición. No sólo nos sentimos fracasados, sino que estamos seguros de serlo.

 

Es entonces cuando me recuerdo a mí mismo: “¡Imbécil! ¿No recuerdas lo que dijo Rebe Najman? ‘No sé nada, en absoluto’“.

 

Porque en realidad, Rebe Najman decía a menudo de sí mismo que no sabía nada en absoluto. Pero su no-saber no era un no-saber ignorante como el mío. Su no-saber nacía de un saber muy, muy grande. Cualquiera que esté familiarizado con la vida logra percibir el conocimiento de la psique del Rebe. Cualquiera que esté mínimamente familiarizado con la Torá puede reconocer la amplitud, profundidad y sutileza del genio del Rebe. Cualquiera que haya sido tocado por la Divinidad la siente emanar de las obras de Rebe Najman. Por lo tanto, cuando él no sabía, realmente no sabía.

 

No apreciar la sabiduría Divina en la biología, la física, la dinámica social, etc., no impedirá su funcionamiento. Pero la ignorancia y la incomprensión de la dinámica de la neshamá (alma) y del mundo espiritual pueden tener, Dios no lo quiera, un efecto perjudicial o incluso devastador en la propia eternidad. Pensar que a Dios se Le acaba la compasión después de que uno ha pecado (es decir, ha fracasado) por millonésima vez, o ha repetido crímenes despreciables, dañinos y repugnantes (es decir, ha fracasado horriblemente) en innumerables ocasiones, eso impide que uno intente la teshuvá (volver a Dios).

 

Lo que Rebe Najman más sabía/no sabía era que la misericordia y la bondad de Dios son insondables. Mientras una persona -cualquier persona- esté viva, Dios espera su teshuvá, su regreso a Dios y a su propia divinidad. Ahora que lo sabes, no Le hagas esperar.

 

Basado en Sijot HaRan (Sabiduría del Rabí Najman) #3