Al final, todo va a estar bien

“El Faraón endureció su corazón” (Éxodo 7:22)

 

Dios actúa constantemente para arreglar este mundo y llevarlo a su máxima perfección. Al final, todo resultará exactamente tal como Él lo planeó y quiso. Incluso las acciones de los malvados no afectan en lo más mínimo el diseño de Dios. El plan Divino es muy profundo y Dios es capaz de manipular todo de acuerdo con Su plan final.

 

Sin embargo, está absolutamente prohibido transgreder cualquier ley de la Torá. Aquel que transgrede una ley de la Torá está dañando todos los mundos superiores y causa mucha destrucción espiritual. Sin embargo, el plan de Dios para el mundo permanece intacto y Dios terminará exactamente como lo planeó.  Es absolutamente imposible para nosotros entender cómo es esto posible, ya que por un lado Dios tiene el control, mientras que por otro lado tenemos libertad de elección. Sin embargo, este es uno de los principios fundamentales que nos enseñó el Rebe Najman.

Dios actúa constantemente para arreglar este mundo y llevarlo a su máxima perfección. Al final, todo resultará exactamente tal como Él lo planeó y quiso. Incluso las acciones de los malvados no afectan en lo más mínimo el diseño de Dios. El plan Divino es muy profundo

En consecuencia, hay muchas cosas que una persona puede hacer y que transgreden la Torá, pero que cumplen el deseo de Dios. Por ejemplo, el Faraón endureció su corazón y tuvo la intención de dañar a los judíos. Pero cada vez sus acciones llevaron a una mayor santificación del Nombre de Dios. Vemos aquí que Dios manipula constantemente el mundo para llevarlo a su máxima perfección.

 

Likutey Halajot, Simanei Behemá VeJaiá

 

Basándose en este concepto, Rabí Itzjak Breiter escribe

 

Comprende que todo lo que te sucede, tanto espiritual como material, se produce por decreto de Dios. Incluso si quieres lograr algo sagrado, si aún no eres lo suficientemente digno y no te has santificado lo suficiente para lograrlo, el Cielo arregla las cosas de tal manera que te distraigas. Te entra en la mente alguna idea que te impide llevar a cabo la obra santa, aunque lo desees. Esto no es porque Dios quiera vengarse, sino precisamente porque te ama…

 

Lo que hay que hacer es clamar a Dios por todo el mal que has hecho. Cuéntale a Dios todo. Derrama tu corazón ante Él y suplica por tu vida. Pídele que te ayude a acercarte a tu objetivo de santidad. La forma en que Dios trata con nosotros en este aspecto es una de sus maravillas más asombrosas. Su comprensión de nosotros y de nuestras necesidades es perfecta.

 

Siete Pilares de la Fe, Pilar #1