Accede a tu luz interior

A pesar de nuestra falta de memoria, hay una vela ardiendo bien profundo dentro de nuestro ser.

El descenso del alma a este mundo de oscuridad, confusión e ilusiones fue una experiencia muy traumática para cada una de nuestras almas. No importa cuántas veces vengamos a este mundo, el dolor de la desconexión consciente de nuestra elevada Fuente infinita es tan grande que le hacemos frente olvidándonos del propósito para el cual hemos venido a este mundo. Para nosotros, este mundo no es un laberinto, sino más bien una bella y tentadora pintura en la que podemos sumergirnos y saturar nuestros sentidos.

No importa cuántas veces vengamos a este mundo, el dolor de la desconexión consciente de nuestra elevada Fuente infinita es tan grande que le hacemos frente olvidándonos del propósito para el cual hemos venido a este mundo.

A pesar de nuestra falta de memoria, hay una vela ardiendo bien profundo dentro de nuestro ser. Y en esos días tranquilos en los que estamos solos, sentimos algo distinto con respecto al mundo en el que vivimos. Nos damos cuenta de que, cuando nuestros sentidos no son estimulados, esta vela encendida va creciendo, hasta que sentimos un anhelo dentro de nosotros. Ese mismo mundo que hasta hace unos momentos parecía ser nuestra única realidad ahora se vuelve diminuto y superficial. Esta vela de luz intensa es el alma, que anhela alcanzar su rectificación, su tikún, y retornar a casa, al mundo de la emuná, de la fe, y reunirse con la infinidad del Creador.

Cuanto más dejamos que esa luz interior brille hacia afuera, en mayor medida llevaremos a cabo la misión que vinimos a cumplir a este mundo.

La clave consiste en no darnos por vencidos.

Tenemos que saber que, en lo más recóndito de nuestro ser, ya estamos allí, ya somos Uno con el infinito. El tiempo que pasamos en este mundo es lo único que enmascara nuestra conexión con quienes somos realmente y lo que podríamos ser si nos damos permiso.

Nuestra misión consiste en brillar a través de la oscuridad del mundo en el que vivimos, para poder encontrar nuestro camino específico y si dejamos que nuestra luz sea lo suficientemente fuerte, entonces también iluminar el camino de los demás.