El sonido del Shofar en estos días resuena por todas las sinagogas de Jerusalem y nos hace despertar de una forma particular.
¿Alguna vez has pedido perdón? Seguramente lo hayas hecho en numerosas ocasiones, algunas con más sinceridad que otras.
Durante el mes de Elul tenemos la posibilidad de apelar al Creador del Universo de una forma muy especial, a través de las selijot. Estos rezos comienzan con el mes de Elul, en rosh jodesh, según la tradición sefaradí y en la semana en la que cae Rosh HaShaná según la tradición ashkenazí.
Se hacen normalmente acompañados del rezo de la mañana y constituyen una de las tradiciones más fuertes de este mes, que nos indican la inminente llegada del Año Nuevo. En Rosh HaShaná el Creador juzgará a toda la humanidad y dictaminará quién seguirá viviendo y quién fallecerá, quién enfermará o sanará, y en general la suerte que correrá la persona a lo largo del año. Por eso durante todo este mes debemos poner especial atención a nuestra conducta.
Durante el mes de Elul tenemos la posibilidad de apelar al Creador del Universo de una forma muy especial, a través de las selijot.
Es un tiempo propicio para hacer jeshbón néfesh (cuenta del alma) y para prestar atención a todo lo que ha sucedido a lo largo del año para darnos cuenta de lo que hemos hecho y dejado de hacer. Es un momento ideal para recapacitar sobre nuestros actos, sobre las personas a las que hemos podido llegar a ofender y, sobre todo, es el tiempo de pedirles perdón si es que aún no lo hemos hecho.
Cabe aclarar que el perdón Divino solamente se hace merecedero si antes hemos pedido perdón a la persona a la que ofendimos y hemos hecho examen de conciencia para no volver a caer en la misma transgresión por la que ofendimos a dicha persona. Las ofensas entre los hombres deben ser perdonadas en primera instancia por los hombres y solo después de ello se puede obtener el perdón del Creador por nuestras ofensas.
El sonido del Shofar en estos días resuena por todas las sinagogas de Jerusalem y nos hace despertar de una forma particular. Esas notas semi armoniosas remueven el interior de nuestra alma y nos hacen recordar cada uno de nuestros actos y recapacitar sobre ellos, con la intención de buscar cualquier mancha en nuestra alma que pudiera hacernos caer en un juicio desfavorable.
La preparación para el Gran Juicio está ya en marcha, no hay que desaprovechar cada minuto y segundo que nos queda hasta Rosh HaShaná para sumar a nuestro favor mitzvot y para hacer que la balanza se incline a nuestro favor.
